martes, 3 de mayo de 2011

"Ahora alguien lo tendrá muy difícil si quiere ligar contigo"

Uno tras otro, subo los escalones. Dejo que la suavidad de las escaleras de mármol se deslice bajo mis pies mientras asciendo, con una curiosa sonrisa en los labios. Clase nueva. Algo nuevo. Un pequeño cambio en mi rutinaria monotonía, que se ha visto privada de la última cosa que me distraía. Llego a mi piso, y me detengo delante de mi antigua clase. La veo vacía, con las luces apagadas y una pequeña sensación de añoranza se extiende por mi cuerpo. Suspiro y miro a la izquierda. Un angosto pasillo, pobremente iluminado por la luz que atraviesa una traslúcida lámina de vidrio, se presenta ante mis ojos. Avanzo y siento un pequeño cosquilleo me domina. Me paro brevemente y sonrío. Este camino me recuerda a uno muy similar, para recorrer el cual he buscado mil y una excusas, a cada cual más inverosímil. Recuerdo: A partir de ahora, si alguien quiere ligar contigo lo tendrá muy difícil. Sigo avanzando y abro la puerta. Encuentro a mis compañeros, los de siempre, pensando en nuevas disposiciones, en sitios donde sentarse al más puro estilo del Doctor Sheldon Cooper; teniendo en cuenta la brisa que entra por la ventana, la distancia a la pizarra, lo cubierto o expuesto que queda un sitio de la inquisitiva mirada de cualquier profesor, y la gente que pudiera sentarse a su lado. Sonrío, divertido, y pongo mi mochila en la primera fila, delante del profesor, como siempre. Y así es como transcurren las tres horas siguientes: como siempre.

Suena la campana que marca el recreo y noto que a este sonido ya no le acompaña nada especial, ya no significa nada diferente. Bajo las escaleras, dejando resbalar otra vez mis pies sobre la suavidad marmórea de los escalones, y llego al primer piso. Suspiro y miro hacia un angosto pasillo, pobremente iluminado por la luz que atraviesa una traslúcida lámina de vidrio. Suspiro. Ojalá tuviese que volver a inventarme alguna de aquellas inverosímiles excusas para atravesar ese angosto pasillo. Ojalá no tuviese la sensación de que la abrumadora rutina me está volviendo a dominar. Ojalá el final de ese pasillo no estuviese tan erróneamente ocupado por estudiantes de Biología, Química, Física, o incluso Dibujo Técnico... porque echo de menos el juguetón cosquilleo que causaba en mí una sonrisa al cruzar ese pasillo, echo de menos la indecisión que me causaba ver esa puerta cerrada, echo de menos el relajado ambiente que se respiraba tras atravesar el final de ese oculto pasadizo... y ya no puedo vivir nada más que en el lejano recuerdo que me asalta cuando cruzo el estrecho corredor hasta mi clase, que me recuerda que voy a echar terriblemente de menos ese paseo, unos metros más abajo. Lo voy a echar de menos. Les voy a echar de menos.

1 comentario: