jueves, 23 de junio de 2011

No hay palabras

que puedan calmarme. Vuelve uno de esos días raros. Pocas cosas parecen tener sentido, raras situaciones te hacen ilusión... no estás triste, tampoco contento... ¿melancólico, quizá?... puede. No sé cómo expresarlo, y es realmente jodido, ¿sabes? Es uno de estos momentos en los que no sabes lo que te pasa, o realmente es que prefieres no saberlo, y quieres contárselo a alguien, pero no sabrías ni por dónde empezar. No hay palabras.

No quedan ya palabras de consuelo, tampoco de ánimo... y tampoco de pena. Simplemente, no quedan palabras... una eternidad condenado a sentir callado, a padecer en silencio... deprimente, ¿no? Sí. Bueno... tampoco es una eternidad... en realidad son unos días... en los que estaré bien a ratos, y mal de vez en cuando... es ley de vida, para que la vida valga la pena. Supongo que... seguiré adelante y en silencio hasta que pueda volver a hablar, hasta que tenga palabras otra vez, para dejarlas escapar y que con ellas marchen la desgana, la añoranza y algún arrepentimiento... y que con ellas vuelvan las ganas de buscar, encontrar y ser encontrado, como en su día volvieron, cuando parecía imposible.

jueves, 16 de junio de 2011

Bailé con la lluvia hasta el cuarenta de mayo

Pasó el cuarenta de mayo y las malas noticias y la impaciencia me dejaron intranquilo... ¿y ahora qué? pensaba ¿qué hacer ahora? bueno... puede que ya no llueva, puede que me haya quedado sin mi más fiel compañera, mi símbolo de libertad... pero yo sigo aquí, y he de hacer algo... no bailaré con la lluvia, pero seguiré siendo libre... y feliz.

Y a cuarenta y cuatro de mayo, la falta de lluvia me enloqueció; a cuarenta y cuatro de mayo, cometí una imprudencia; a cuarenta y cuatro de mayo, bajo el terrible sol de justicia del catorce de junio, "todo" acabó... ¿todo? no. No... no todo... habrá más lluvia, aunque no sea la de siempre... habrá más años... habrá más primaveras que me alegren el ánimo... y el recuerdo de ésta siempre estará conmigo... aunque al principio haga daño.

lunes, 13 de junio de 2011

No me consuela

"Conozco muchos casos iguales", me dijo. "Me da igual", pensé. No me importa que haya más gente como yo, es inútil pensar eso. ¿Qué consuelo me da que haya otros que lo pasan mal por la misma razón que yo? ¿Acaso me sirve de algo saber que pertenezco a un grupo de gilipollas que, como yo, pensaron que en su momento podrían soportarlo, hasta que se dieron cuenta de lo que dolía? No, no me sirve para nada. Duele igual. Duele igual... no me consuela.

jueves, 9 de junio de 2011

Bad news

You just can't believe what you've just heard. You don't want to believe it, but it is real and you know it, because it hurts like real. Your heart stops for a second, and you can't breath for a moment, reality falls on your shoulders and you try to cry, but you can't. Even that isn't allowed for you... you are all alone in this world, a world that spins faster and faster around you. You'd like it to stop, not even for a long time, just the time enough for you to cry, scream, shout out loud and get relaxed... as relaxed as he needs you to be... as strong as he needs you to be... you need to sound convincing when saying "don't worry, everything is gonna be allright... you'll see..." You have to believe so... you need the world to stop for a very little while, so you can get your strength back, and lead the fight against life's misadventures... because there is no other way.

viernes, 3 de junio de 2011

Adios, Fer

Un dramático discurso frente al cañón de una escopeta vacilante, un forcejeo incauto y un fuerte disparo. Lo que ha durado más seis temporadas, ha desaparecido con la ensordecedora explosión de un casquete de bala.

Un desgarrador grito después del terrible silencio de la sorpresa, y el sonido de un peso muerto cayendo al suelo. Los latidos de mi corazón han parado durante un momento, y las lágrimas se han desbordado por mis mejillas. Era el fin, no había vuelta atrás. Todos en nuestras casas sabíamos que era lo que tenía que pasar, que Fer no podía morir de otra forma, y no iba a sobrevivir, que era lo que estaba escrito.

El grito de David, el dolor de Yolanda, la perplejidad de Alma, Álvaro, Jon, Daniela y el propio Toño, que le mató. Era un dolor tan real, las caras descompuestas de los profesores eran tan verosímiles, y las lágrimas intencionadas de Adrián Rodríguez tan sinceras...

Son actores... bueno, ¿y qué? ¿Quién no sintió el disparo en su propio ánimo? ¿A quién no se le cambió la expresión cuando lo oyó? ¿Acaso no podemos estar seguros de que más de uno se tapó los ojos en su casa, prediciendo la catástrofe? Fer se lo merece, Fer merece una muerte tan espectacular, Fer merece ese homenaje, y Fer merece que la serie muera con él.

Es un personaje, interpretado por Javier calvo, nada más... ¿nada más? lo dudo. Fer ha sido, es y será siempre un modelo. Un modelo de superación personal, de enfrentarse a sus miedos y luchar por defender lo que uno es y lo que ama. Fer es el modelo de héroe de nuestra generación, y si conocemos a alguien que se le parezca lo más mínimo, debemos estar orgullosos.

Para mí, Fer supuso un antes y un después. Fer fue un modelo, una inspiración, un pequeño empujoncito al abismo para que aprendiese a volar solo. Fer fueron risas, ilusiones, desesperaciones y, ahora y en última instancia, lágrimas. El fin de Fer es el fin de algo dentro de mí. No sé si será una coincidencia, o un iluso pensamiento generado por el dolor de cabeza propio del llanto, pero... la muerte de Fer, de esa idea, ese ideal, más bien, que me acompañaba, ha supuesto el final de ese empujón que empezó un año ha; ya he aprendido todo lo que podía aprender de su figura, ya no necesito nada más de él, más que el buen recuerdo y el cariño por tan entrañable personaje.

Adios, Fer. Muchas gracias... gracias por todo. Descansa en paz.