jueves, 23 de junio de 2011

No hay palabras

que puedan calmarme. Vuelve uno de esos días raros. Pocas cosas parecen tener sentido, raras situaciones te hacen ilusión... no estás triste, tampoco contento... ¿melancólico, quizá?... puede. No sé cómo expresarlo, y es realmente jodido, ¿sabes? Es uno de estos momentos en los que no sabes lo que te pasa, o realmente es que prefieres no saberlo, y quieres contárselo a alguien, pero no sabrías ni por dónde empezar. No hay palabras.

No quedan ya palabras de consuelo, tampoco de ánimo... y tampoco de pena. Simplemente, no quedan palabras... una eternidad condenado a sentir callado, a padecer en silencio... deprimente, ¿no? Sí. Bueno... tampoco es una eternidad... en realidad son unos días... en los que estaré bien a ratos, y mal de vez en cuando... es ley de vida, para que la vida valga la pena. Supongo que... seguiré adelante y en silencio hasta que pueda volver a hablar, hasta que tenga palabras otra vez, para dejarlas escapar y que con ellas marchen la desgana, la añoranza y algún arrepentimiento... y que con ellas vuelvan las ganas de buscar, encontrar y ser encontrado, como en su día volvieron, cuando parecía imposible.

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