jueves, 9 de septiembre de 2010

Plantar cara.

Hay veces en la vida en las que tienes que ser fuerte, ponerte en pie y dar un puñetazo en la mesa. Plantar cara a la persona que te hace la vida imposible, y hacerle que se de cuenta de que no eres débil, que eres más fuerte que él y que estás dispuesto a pelear para pasarle por encima.

Son esas veces, en las que te sientes más débil, en las que te cuesta más levantarte. En las que es más duro el paso que hay que dar para dar el golpe. Pero no he de amilanarme. No he de acobardarme y encogerme en un rincón para esperar a que pase la tempestad. Hay que plantar cara. Tengo que mostrarme firme para que veas cuál es la realidad.

He de mostrarte, que aunque tú parezcas el fuerte de los dos, no es así. Yo parezco más débil porque yo siento. Me enamoro, sufro, lloro... mucho más de lo que tú puedas llegar a imaginar... pero eso no me hace débil. Todo lo contrario: me hace fuerte. Y por eso soy mucho más fuerte que tú, por eso soy mucho más valiente. Porque después de meses de sufrimiento y de encogerme en mí mismo, tengo el valor de plantarme delante de ti y preguntarte "¿Por qué?". Aunque la respuesta ya la sé. Miedo. Siempre es esa la respuesta. Tuviste miedo y no arriesgaste, no pensaste lo que era mejor para los dos, si no lo que era más cómodo para ti.

Yo he llorado. He llorado mucho... pero cada lágrima derramada me ha hecho más fuerte, más valiente, más inteligente y, sobre todo, más maduro. Puede que tú siempre tengas tres años más que yo... pero yo siempre habré llorado y habré sufrido más que tú, lo que significa que he aprendido más que tú.

Porque yo he luchado, y he sufrido por conseguir lo que quiero. He atravesado dificultades, he pasado por mundos de horror y por verdaderos infiernos, aprendiendo de mis errores y de los tuyos, mientras tú te escondías, huías, como un auténtico cobarde. Porque eso es lo que eres. Un cobarde. Un cobarde que no supo estar a la altura.

Ahora, con todo esto a mis espaldas, con todas mis lágrimas, todos mis sentimientos y todas mis fuerzas, soy capaz de levantarme, dar un puñetazo en la mesa y preguntarte: "¿Por qué?"

No hay comentarios:

Publicar un comentario