martes, 29 de junio de 2010

Sabor a novedad

Hoy es un día de esos en que todo es nuevo y simplemente quieres más. Quieres vivir una primera vez, quieres averiguar, quieres ver, quieres oír, quieres leer, cosas nuevas.

Sabes que es una de las últimas veces en las que podrás hacer esto, sabes que queda poco para el final, y aún así, quieres seguir adelante. Ya te harás preguntas cuando todo haya acabado, ya te preguntarás: "Y ahora, ¿qué?". Hoy no es día para estas preguntas, hoy es día de sentir, de volver diez años atrás en el tiempo, de sentir que nada más importa. Hoy es día para compartir con tus amigos, es un día que recordarás siempre, como tantos otros días que has dejado atrás, con la diferencia de que hoy es uno de los últimos días.

Sientes la melancolía, las ganas de volver al pasado, de tener diez años menos para volver a vivir todo lo que has vivido estos últimos años, porque sientes que has desaprovechado tantísimos días como este.

Harry Potter se acaba, es cierto. No queda mucho. Dos películas y después de eso, nada será nuevo. Todo se acaba en esta vida, y es cierto... hasta cierto punto. En el fondo de nuestros corazones, a todos los fans que hemos sentido esto último que acabo de escribir, nos quedarán esos lazos, ese afecto, ese recuerdo con esta gran saga. Hoy sentimos en nuestro paladar del alma el sabor de la novedad, pero mañana ya no. Que no nos importe, porque siempre nos quedará el recuerdo, siempre nos quedará esa sensación de que la Saga Harry Potter es nuestra casa; siempre nos quedará ese personaje que somos nosotros.

Como he dicho, no queda mucho para el final, así que degustemos ese último trozo de novedad que nos queda, debemos saborearlo para que quede guardado en nuestras memorias como los últimos momentos del movimiento Harry Potter que nos quedan... Simplemente, hay que disfrutarlo como si fuera el último, porque de hecho, lo es.

domingo, 27 de junio de 2010

Carta a mí mismo.

A veces, las cosas ya han avanzado demasiado como para empezar a solucionarlo ahora. Las cosas empezaron a cambiar hace mucho tiempo, y tú lo sabías, pero seguías a tus historias y a tus problemas. ¿Qué tienes ahora? Ahora, estás fuera de lugar. No eres más que un simple sustituto, un "porsiaca". Sigues ahí, pues porque te tienen cariño, no porque seas necesario nunca más. Ese cariño es a lo único a lo que puedes aspirar a partir de ahora, porque has dejado que las cosas vayan muy lejos. Demasiado lejos. 

Tampoco se puede hacer nada, es decisión de las personas, y no tuya. Te duela o no, las cosas ya no funcionan como antes, y en este nuevo mecanismo, no eres necesario. Has pasado a un segundo plano, y desde este plano, no puedes hacer nada para evitarlo. Quizá deberías resignarte a la nueva situación. Las cosas cambian, ya irá todo diferente. Quizá también deberías luchar por "lo que es tuyo". Pero, ¿qué es tuyo? ¿Acaso es tuyo aquello que te han quitado de forma legítima? Por muy tuyo que fuera, ya no lo es. 

Resígnate. Sé un amigo de segunda. Tampoco es tan duro. Sabes que, por cómo eres, tú te vas a seguir comportando como hasta ahora. Tienes la enfermiza costumbre de tratar a la gente con mucho cariño y cercanía, con la esperanza de recibir el mismo trato. Sin embargo, las cosas no funcionan así, y lo sabes. La gente te tratará como crea conveniente y como lo sienta, no por cómo les trates tú.  

Sinceramente espero que las cosas te vayan mejor y el verano cambie la situación, porque el verano para estas cosas es maravilloso. Sin embargo, no tengas mucha esperanza. Cuando algo así se establece, no lo puedes evitar, y es difícil de cambiar... Sólo te queda estar ahí, como siempre has hecho, y ayudar en todo momento. Puede que así, aunque estés fuera de lugar, vuelvas a escalar puestos. 

viernes, 25 de junio de 2010

Poesía de soledad.

Simetría buscada,
simetría codiciada,
simetría no encontrada.

Bella utopía,
real desasosiego,
angustia de colores,
malestar pleno.

La falta de justicia,
la falta de atención,
la falta de tacto,
las sobras de amor.

Yo doy, no recibo.
Yo vendo, no compro.
Yo digo de nada,
pero quisiera poder
decir gracias.


martes, 1 de junio de 2010

¿Por qué lo llamamos pasado?

Esta pregunta da mucho que reflexionar. ¿Por qué al pasado se le llama pasado si aún está presente? ¿Acaso la importancia de un hecho se remite únicamente a su momento cronológico? ¿Por qué si ayer fue el primer día de tu futuro, forma parte del pasado?

En el plano objetivo y sensible, está muy claro. La palabra pasado, simplemente se refiere a hechos anteriores al hoy, sin importar su importancia o su influencia en el futuro. Por ello, la palabra pasado, past, passé o Verngangenheit, significan absolutamente lo mismo, aunque sean en diferentes idiomas, porque en el plano objetivo, pasado siempre será todo aquello que es anterior al hoy.

Ahondemos en el significado subjetivo de la palabra, a partir de esa sencilla definición. Si el pasado, como dice la famosa frase popular, pasado está, no se puede cambiar. Cierto es, que el pasado se puede enmendar, se puede apañar, se puede ocultar, pero no se puede cambiar como tal. El pasado, en su parte subjetiva, forma a pasar a aquella parte de nosotros que no podemos cambiar y que, nos guste o no, condiciona nuestro presente. Ya lo dijo Freud, y es que nuestro presente es el reflejo de nuestro pasado.

Ya hemos llegado a una sencilla conclusión, y es que el pasado es parte del presente, y sin embargo se le sigue llamando pasado, pero la verdad es que el pasado no nos ha abandonado. Sigue estando presente.

De hecho, el pasado es probablemente, junto con el futuro, una de las cosas que más miedo inspira al ser humano. El pasado lo conocemos, lo conocemos muy bien, y sin embargo le tenemos miedo. ¿Por qué? Simple respuesta. Si la incertidumbre de qué nos va a ocurrir en el futuro nos atemoriza, la total seguridad cómo llegamos a sufrir en determinados momentos, hace que un escalofrío se extienda por nuestra espalda. Y es un hecho. Nos duele ver cómo hemos sufrido, porque habiendo pasado los malos momentos, vemos las soluciones mucho más claras, y también aparece una gran frustración dentro de nosotros, por no haber podido verlo antes.

El pasado, distorsionado, constituye un presente diferente al que se viviría en uno con el pasado nítido y claro. Quién sabe si éste sería un presente mejor o peor. Probablemente si el pasado deformado fue una mala época, nunca viene mal maquillar los peores momentos, porque te pueden afectar demasiado en el presente; no obstante, no conviene taparlo completamente, porque eso nos hace débiles a volver a tropezar con la misma piedra, una y otra y otra y otra y otra vez más.

Sigamos ahondando pero por otros caminos, respondiendo a una de las preguntas de la introducción. ¿Por qué si ayer fue el primer día de nuestro futuro, forma parte del pasado? Esto da que pensar. Hoy mismo, he sido admitido en un instituto para estudiar Bachillerato, eligiendo definitivamente a lo que me quiero dedicar más adelante. La decisión de presentarme a esta formación, es parte de los acontecimientos sucedidos con anterioridad al presente, y, sin embargo, tiene mucho más de futuro que lo que voy a cenar dentro de veinte minutos.
Por tanto, vemos aquí un caso en el que la "pertenencia al futuro" de una situación, no depende de si ha ocurrido o está por ocurrir, si no que depende de la trascendencia en lo que tiene y en lo que tendrá lugar.

¿Llegamos a una conclusión clara? Como pasa muchas veces, no. Llegamos a una serie de ideas esclarecedoras, incluso quizá a una pequeña indicación, pero no a una conclusión.

¿Por qué al pasado se le llama pasado si tiene de futuro y de presente más que los propios futuro y presente? No lo sé. Lo que sí sé, es que el pasado es, por estas razones, importante. Es digno de estudio, y de reflexión, porque lo que tú eres está reflejado en los años que preceden a tu edad actual, y lo que tú serás está apoyado en decisiones pasadas, que aunque pertenecen al pasado objetivamente, de forma subjetiva, no.